Autor Claudia SorianoPublicado el Categorías América, Destacada, Travel
La ciudad que nunca duerme, donde todo es posible, la que siempre te sorprende y nunca deja indiferente a nadie… podría seguir definiéndola de mil formas más, pero en definitiva, es la ciudad que nunca me quito de la cabeza, a la que siempre quiero volver y cuyos recuerdos me emocionan.
Quien me conoce sabe de mi pasión por este rincón del mundo (algunos llegan a hablar de obsesión jaja).
Mi primera visita a la ciudad fue en 2013, han pasado seis años durante los que la he visitado en tres ocasiones más (y os confieso que ya estoy mirando vuelos de nuevo). Cada una en una época distinta del año. Así llegamos a la primera cuestión que nos solemos plantear:
¿En qué época es mejor visitarla?
La primera vez, lo hice en otoño, concretamente a finales del mes de octubre. Estaba TODO decorado para la llegada del esperado día de Halloween, hacía frío pero con un buen abrigo podías andar perfectamente por la calle sin congelarte! Central Park estaba increíble en colores marrones y hojas por todas partes.
La segunda vez fue en primavera, entre finales de marzo y principios de abril. Estaban empezando a abrir algunos de los parques que permanecen cerrados durante el invierno. El clima era muy cambiante, algunos días podíamos ir en manga corta pero por la noche necesitábamos algo de abrigo. ¡Empezaba la explosión de color en Central Park!
La tercera vez fue en verano, a principios de agosto. La ciudad estaba abarrotada de gente. El ambiente por la noche era increíble, con música y actuaciones en directo por todas partes. El calor era brutal, con muchísima humedad (aunque por lo que tengo entendido cambia mucho de unos días a otros). Por supuesto, todos los parques estaban abiertos.
La última vez fue en invierno, entre finales de noviembre y principios de diciembre. Si os gusta la navidad tanto como a mí, tenéis que verlo! La ciudad está repleta de luces, árboles de navidad y decorados increíbles, simplemente mágico. Eso sí, preparad la ropa de abrigo porque hace mucho frío!
Personalmente, el viaje en el que siento que disfruté menos de la ciudad, fue en agosto, ya que como os digo el calor era agobiante. Probablemente mayo o junio serían mejor opción en mi opinión 🙂
La siguiente cuestión suele ser:
¿Cómo organizarlo?
La mayoría de los viajes los suelo reservar por libre y os diré que en una ciudad como Nueva York en la que es tan fácil moverse no tendréis mucho problema os alojéis dónde os alojéis.
En cuanto a los vuelos, los suelo buscar en la web Skyscanner y luego los comparo con los precios en las páginas directas de las aerolíneas.
A Nueva York he volado cada vez con una compañía diferente (Iberia, British Airways, American Airlines, Norwegian…) Con esta última, aunque el espacio es un poco justo, podéis encontrar vuelos muy económicos.
¿Visado?
Dependiendo de la nacionalidad las condiciones para entrar en Estados Unidos varían. En el caso de ciudadanos españoles solo es necesario solicitar la ESTA (precio 14$ por solicitud). Se puede hacer de forma online, eso sí, asegurándonos de hacerlo en la web oficial, ya que hay otras webs que lo gestionan y el precio es bastante más elevado. Tarda unas 48h en procesarse. El visado es válido durante 2 años. Es recomendable llevarlo impreso.
¿Donde alojarse?
Si se trata de vuestra primera visita a Nueva York, os recomiendo alojaros en Manhattan (me encanta la zona de Midtown por la comodidad para visitar cualquier sitio).
Otra buena opción es alojarse en Brooklyn, un barrio en auge con un estilo propio y repleto de locales con música, galerías de arte… Además de contar con el sorprendente barrio judío. No obstante mi primera opción sigue siendo Manhattan.
Algunos de los hoteles en los que me he alojado son:
- The Tillary Hotel: situado en Brooklyn, muy cerca del Brooklyn Bridge. Habitaciones de diseño moderno, comodísimas y con todo lo necesario.
- Pennsylvania Hotel: ubicado en Manhattan en la séptima avenida a la altura de la calle 33. Un hotel enorme, bastante antiguo pero con una localización genial.
- Night Hotel Times Square: a medio minuto andando de Times Square, en la calle 45, en medio del bullicio de la ciudad. Una elección genial!
- Intercontinental Times Square: si buscáis una buena localización y unas vistas increíbles este es vuestro hotel. Cuenta con algunas habitaciones completamente acristaladas con unas vistas inmejorables!
- Gansevoort Hotel: si queréis alejaros un poco del bullicio de Times Square y disfrutar de un barrio puramente neoyorquino, os encantará! En el corazón del Meatpacking District, muy cerca del High Line, con una terraza ideal y piscina!
¿Transporte en la ciudad?
A la llegada al aeropuerto tenéis varias opciones para llegar hasta Manhattan. En nuestro caso la mayor parte de las veces hemos contratado con antelación un taxi compartido que te recoge en la misma terminal y te lleva hasta la puerta del hotel. Sin embargo, en nuestro último viaje decidimos utilizar el transporte público, muy sencillo pero con algunas dificultades si viajáis muy cargados.
Dependiendo de en qué zona os alojéis, desde el aeropuerto JFK disponéis de varias líneas de Air Train. Para acceder al tren no tenéis que pagar, el pago lo realizáis al salir y es de 5$.
En ese momento tenéis que tomar la línea de metro que os lleve hasta vuestra zona en Manhattan. La opción más recomendable es comprar una Metro Card (precio 1$) y recargarla con la cantidad de viajes que queráis.
¡Moverse por Manhattan con metro sin duda es la mejor opción! ¡Rápido, cómodo y muy sencillo!
Seguro de viaje
¡Sin duda una de las cosas más importantes a tener en cuenta! La sanidad es privada y para cualquier asistencia médica mínima el desembolso económico es increíble. ¡Contratándolo con la compañía de seguros IATI a través de este enlace tendréis un 5% de descuento!
